Cuando éramos jóvenes, vivíamos en un lugar muy pobre. No teníamos mucho dinero, y aunque ellos viven en todas partes, teníamos muchísimos ratones en casa.
Recuerdo muchas veces que nos levantábamos para desayunar, pero mi mamá decía algo como, “Se metieron los ratones,” destruyendo lo que sea donde se metieran. Teníamos que esconder todo en metal porque podían meterse en cualquier cosa.
Recuerdo que una vez, después de mudarnos, la gente que alquiló mi apartamento decía que un ratón le mordió a su hija. No sé si esa historia es verdad, pero no me sorprendería si lo fuera.
A veces, los ratones se metían o caían en la bañera y no podían salir. Fue ahí donde los mataban.
En mi casa hoy en día, se han metido ratones. Pero los encontré y tapé los agujeros rápidamente. Quienes piensan que los ratones son un problema solo de los pobres son ridículos. Ellos están presentes y viven en todas partes del mundo, ya sea en hogares de pobres, ricos o en cualquier otro lugar.
Tapen los agujeros para que no terminen diciendo, “se metió un ratón.”
Just a life long New Yorker sharing the journey through my lens. Please take note of a post’s date. The views I express here are subject to change and evolving as I grow and learn.
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